EXPERIENCIA EN LA CALLE-PROYECTO PATIO 13
„Patio 13 – Schule für Straßenkinder“ ist eine internationale Bildungsinitiative der Pädagogischen Hochschule Heidelberg und der kolumbianischen Lehrerbildung („Escuelas Normales Superiores“), an der namhafte Universitäten in Deutschland (Heidelberg und Freiburg) und in Kolumbien (Universidad de Antioquia, Medellín, und Universidad Externado de Colombia, Bogotá) beteiligt sind.
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EXPERIENCIA EN LA CALLE-PROYECTO PATIO 13

Debo comenzar deciendo que después de la experiencia que tuve durante los años 2012 y 2013 con las personas en situación de calle de la ciudad de Medellín en el marco del Proyecto Patio 13, nuca volví a ser la misma.

Afirmo con gran convencimiento que fue una verdadera experiencia, porque logró transformar mi manera de habitar el mundo, mis perspectivas de la realidad y particularmente la comprensión que he construido a través del tiempo sobre mi ser de maestra, en la medida en que me impulsó a trascender un proyecto de vida orientado solo hacia intereses personales, para convertirlo en un camino que solo tiene sentido en tanto se encuentra al servicio de los demás y en especial a la disposición de aquellos afligidos que parecen regularmente invisibles ante la sociedad.

Cuando era más pequeña y pasaba en el metro observando el triste panorama de los habitantes de la calle, los miraba siempre con cierto escrúpulo, me angustiaba un poco y luego borraba de mi mente aquel desagradable recuerdo con gran facilidad. En este momento me es imposible ver algo así, sin retenerlo en mi cabeza dando vueltas y vueltas, tratando de encontrar explicaciones y cuéstionandome sobre aquello que yo podría hacer para contribuir al cambio de esta situación.

Después de compartir con ellos, de escuchar sus historias y de comprender su manera de actuar; me parece absurdo hacer juicios ligeros sobre sus condiciones de vida o referirme a ellos como un escalón más del orden social, como una masa homogénea siendo “parte del paisaje” que probablemente por mucho tiempo allí se quedará. Ahora siento realmente que por el hecho de compartir la misma humanidad, todo cuanto les pasa compromete también mi vida y me debe impulsar para actuar.

Pero, ¿Cómo actuar? En mis primeras visitas a la calle me sentía como una super heroína con las fuerzas necesarias para transformar la realidad, sin embargo con el pasar del tiempo he asimilado la idea de que no puedo cambiar todo mágicamente porque esto no depende solamente de mí o de las personas que se encuentran en aquel lugar. No obstante, la complejidad y la multicausalidad de los problemas que enfrenta mi ciudad, no han menguado mis esperanzas en un futuro mejor sino que me han motivado día a día para seguir siendo parte de la lucha que todos, absolutamente todos deberíamos afrontar.

Es en este campo de acción en el que mi vocación como maestra ha cobrado relevancia y vitalidad. Evidentemente, el sistema educativo de Colombia no ha sido pensado para abordar los vínculos que existen entre la vulnerabilidad y la enseñanza, por lo que creo que se hace cada día más urgente repensar toda la acción pedagógica desde la transformación de los paradigmas tradicionales en la formación de los maestros.

La construcción de esta “nueva forma del ser del maestro” debe responder ante todo a las posibilidades que puede brindar la educación a los niños para enfrentar los desafíos de su propia realidad, más allá de la memorización de contenidos abstractos que no tienen ningún vinculo evidente con las demandas de su contexto político, económico y sociocultural.

Sin duda alguna, esta conciencia sobre la connotación social y política de mi vocación como maestra, ha resignificado completamente mi forma de asumir la misma…Probablemente los niños de la calle ya olvidaron las operaciones matemáticas, los conceptos científicos y los cuentos que les enseñé; pero tengo la confianza de que en lo más profundo de sus corazones permanece aún el sentimiento de alegría de saber que alguna vez, una jóven maestra quizo mirarlos a los ojos, disfrutar su compañía, conocer sus pensamientos y sus emociones, comprender su realidad…por eso estoy segura de que este puede ser el primer paso para que todo comience a cambiar.

(Manuela Gómez Valencia)